Bienvenido a mi vestuario

Aquí vas a encontrar herramientas reales para liderar a tu equipo con inteligencia emocional, comunicación efectiva y liderazgo inspirador.

Para los entrenadores de deportes de equipo en categorías de formación y pre-élite, dominar la táctica es solo el principio. El verdadero muro que frena tu carrera es la gestión de personas. La motivación, la cohesión del grupo y el liderazgo son lo que separa a un entrenador correcto de uno excepcional.

Mi misión no es darte más teoría. Es proporcionarte herramientas prácticas de coaching, mentoring y neuroformación para que desarrolles las habilidades blandas que deciden los partidos: comunicar con impacto, liderar equipos y gestionar la inteligencia emocional propia y de tu grupo. Para que te transformes en el líder que tu equipo necesita.

Soy Miguel

Una tarde calurosa de julio, un médico me dio un golpe que no esperaba:
«Siendo sincero… Yo, en tu lugar, dejaría de entrenar».

Me negué a aceptarlo, aunque en el fondo reconocía ese patrón. Ya me había pasado antes: una lesión me sacó del campo y arrasó con mis sueños como jugador. Ahora, la historia se repetía, pero esta vez afectaba a mi profesión, la que me apasionaba: ser entrenador.

Volví al campo tras semanas de ausencia. No al banquillo, sino al vestuario, para despedirme de mi último equipo. Era como asistir a mi propio funeral. Después me senté en la grada para ver el entrenamiento y lo que vi me sacudió: un equipo sin alma, jugadores moviéndose como autómatas. Hasta que uno de ellos, lesionado desde el final de la temporada anterior, se acercó y me dijo algo que nunca olvidaré:
«Te echamos de menos, míster. Aquí ya nadie es feliz. Todo es ordeno y mando.»

Esas palabras se quedaron en mi cabeza dando vueltas. Hasta que me hicieron comprender algo que cambió mi vida. La diferencia entre un buen entrenador y un entrenador “normal” no está en la táctica o en la metodología, sino en la capacidad de liderar un equipo de personas desde la inteligencia emocional, la motivación y la comunicación eficaz en el vestuario. Solo entonces entendí que el trabajo de un entrenador es formar un equipo, pero el trabajo de un líder es transformarlo en el mejor equipo que pueda llegar a ser.

Ese día descubrí mi verdadera misión: ayudar a entrenadores en formación, pre-élite y rendimiento a desarrollar habilidades de liderazgo, gestión emocional y comunicación deportiva. Porque los líderes no nacen, se entrenan.

En el fondo, sigo haciendo lo mismo que siempre me ha apasionado: ayudar a otros entrenadores a ser mejores y conseguir que sus equipos crezcan con ellos.

Cosas que me definen
(y que quizá te ayuden a conocerme un poco más)

si esperas frases tipo coach motivado o sobre lo majo e íntegro que soy,
vete olvidando.

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